Este es un lugar fantástico, poseedor de una belleza originada por la presencia de varias decenas de volcanes que brotan del suelo como gigantescas burbujas petrificadas en un mar de lava basáltica. Representa un paisaje tan extremo que parece hallarse en el extremo del mundo o en un remoto planeta misterioso. Geólogos han identificado ochenta y cinco conos volcánicos de diversos tamaños que van desde treinta y sesenta centímetros hasta los ochenta a trescientos metros de altura.
Considerado un extraño capricho de la naturaleza que ha juntado allí bocas de fuego de unos miles de años de antigüedad, se yergue un conjunto de conos perfectos. Sus cráteres miran al cielo, ajenos al paso de los siglos. Algunos de estos son el Chilcayoc, los Mellizos, el Suisuya, el Chapite y el Pucamaura. Una laguna de aguas oscuras, llamada Chachas, completa el panorama. Dicen que sus aguas viajan largos kilómetros bajo tierra para reaparecer y formar otra laguna (Mamacocha), lejos, allá por la localidad de Ayo, a varios días de camino.